El Metro de Monterrey, vital arteria de transporte público en Nuevo León, ha vuelto a ser objeto de críticas y cuestionamientos ante su reciente incremento tarifario. Con la llegada del mes de abril, los usuarios se enfrentan a un nuevo desembolso de 7.70 pesos por viaje, mientras que aquellos que utilizan la tarifa integrada, que incluye el Transmetro, deben ahora pagar 15 pesos.
Aumentos Vienen desde 2022
Este aumento, lejos de ser una novedad, se ha convertido en una rutina mensual desde el año 2022, cuando el Metro de Monterrey implementó un plan de ajustes graduales en sus tarifas. Sin embargo, la ciudadanía se pregunta si estos incrementos se traducen en mejoras palpables en el servicio, o si simplemente representan una carga adicional para los bolsillos ya golpeados por la crisis económica.
Desde que se anunció este plan de incrementos, se prometió que el dinero adicional recaudado se destinaría a mejorar el servicio y ampliar la cobertura, con la construcción proyectada de las Líneas 4, 5 y 6. Sin embargo, la realidad que enfrentan los usuarios no parece reflejar estas promesas.
Uno de los principales puntos de insatisfacción entre los usuarios es el estado de las instalaciones y los vagones. Los trenes continúan presentando condiciones deplorables, con vagones sucios y en mal estado, lo que genera un ambiente poco confortable y en algunos casos incluso insalubre para los pasajeros. Esta falta de mantenimiento adecuado no solo afecta la experiencia del usuario, sino que también plantea preocupaciones sobre la seguridad y la higiene dentro del sistema de transporte.
Siguen sin Haber Mejoras en Metro de Monterrey
Además, la frecuencia de los trenes sigue siendo un problema persistente, con largos tiempos de espera entre cada unidad. Esta situación no solo causa incomodidad y retrasos para los pasajeros, sino que también puede contribuir a la congestión en las estaciones y los andenes, aumentando el riesgo de accidentes y aglomeraciones.
Por si fuera poco, se han reportado casos de comportamiento inapropiado por parte del personal de seguridad en las estaciones, lo que genera preocupaciones adicionales sobre la seguridad de los usuarios. Actos ilícitos y escándalos protagonizados por guardias contratados por el Metro de Monterrey han sido documentados, lo que plantea serias interrogantes sobre la eficacia de los protocolos de seguridad y la supervisión de los empleados.
Ante este panorama, la pregunta que surge es inevitable: ¿dónde se está destinando realmente el dinero recaudado a través de estos aumentos tarifarios? Los usuarios exigen transparencia y rendición de cuentas por parte de las autoridades responsables del Metro de Monterrey, así como una evaluación honesta sobre si estos incrementos están justificados en función de las mejoras tangibles en el servicio.
En última instancia, los ciudadanos de Nuevo León merecen un sistema de transporte público seguro, eficiente y accesible, que atienda verdaderamente sus necesidades de movilidad. Mientras persistan las discrepancias entre las promesas de las autoridades y la realidad experimentada por los usuarios, las críticas y la insatisfacción continuarán en aumento, convirtiendo al Metro de Monterrey en un símbolo de las deficiencias en la gestión del transporte público en la región.