En el transcurso del presente mes de abril, Nuevo León ha sido testigo de una escalada alarmante de la violencia. Con un total de 127 homicidios dolosos hasta la fecha de cierre, este mes se consolida como el más sangriento del año, superando incluso a enero, que ostentaba el récord hasta ahora. Cada nuevo crimen es un recordatorio sombrío de la incapacidad del gobierno estatal para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
Cifras Escalofriantes en Nuevo León
Las estadísticas son desalentadoras. Durante el primer trimestre del año, se contabilizaron un total de 335 homicidios dolosos en Nuevo León, la cifra más alta para ese período desde 2012. Este dato, por sí solo, debería ser suficiente para encender las alarmas y exigir acciones contundentes por parte de las autoridades. Sin embargo, la respuesta del gobierno de Samuel García ha sido insuficiente e inadecuada.
El Fracaso de las Políticas de Seguridad
La incapacidad del gobierno estatal para hacer frente a esta crisis de seguridad es evidente. A pesar de las promesas de campaña y las declaraciones de compromiso, la realidad sobre el terreno es desoladora. La presencia del crimen organizado se hace cada vez más fuerte, mientras que las fuerzas del orden parecen estar sobrepasadas y desbordadas.
Voces Ciudadanas Ignoradas
La presidenta del Consejo Ciudadano de Seguridad, Ana María Esquivel, ha alzado su voz en repetidas ocasiones para denunciar la inacción gubernamental y exigir medidas concretas para proteger a los ciudadanos. Sin embargo, sus llamados han caído en oídos sordos, mientras que la violencia continúa cobrando vidas inocentes y sembrando el terror en las comunidades.
Detrás de cada cifra hay una historia de tragedia y sufrimiento. El caso de la maestra de educación preescolar y su hijo adolescente, encontrados brutalmente asesinados en un área despoblada de la Carretera Galeana-Doctor Arroyo, es solo uno de los muchos ejemplos de la barbarie que azota la región. Familias destrozadas, comunidades en duelo y un gobierno que parece estar más preocupado por su imagen política que por la seguridad de sus ciudadanos.
Es hora de que el gobierno de Samuel García deje de lado las excusas y tome medidas concretas para abordar esta crisis de seguridad. Los ciudadanos de Nuevo León merecen vivir en paz y seguridad, y no descansarán hasta que vean resultados tangibles por parte de las autoridades. La ineficacia no puede ser tolerada más tiempo. Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde.
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