A pesar de las millonarias inversiones en arte, el túnel de la Loma Larga enfrenta serios problemas de mantenimiento que han puesto en riesgo su infraestructura y la seguridad de los usuarios. Desde su inauguración en 1998, este importante paso ha sido objeto de controversia y descuido por parte de las autoridades.
En los últimos años, se han destinado recursos significativos al embellecimiento del túnel. Un ejemplo notable es el mural “Guardianes”, cuyo costo ascendió a 7.7 millones de pesos. Sin embargo, a pesar de esta inversión, el túnel ha carecido de mantenimiento durante los últimos seis años. No se han llevado a cabo licitaciones públicas para su cuidado, lo que ha generado una acumulación de problemas estructurales.
Colapso y Caos en la Vialidad
Recientemente, el túnel sufrió un colapso en su estructura de concreto, interrumpiendo la vialidad y generando un caos en el tráfico. Este incidente resalta la falta de atención a la infraestructura crítica que utilizan a diario miles de neoleoneses. La situación se agrava por la falta de un plan de mantenimiento preventivo que podría haber evitado este desastre.
La Culpa entre Autoridades
La respuesta a este colapso ha sido un intercambio de culpas entre las autoridades locales. El Gobierno del estado y los municipios de Monterrey y San Pedro Garza García se han acusado mutuamente sobre quién debe asumir la responsabilidad del mantenimiento del túnel. Este tira y afloja no solo demuestra una falta de coordinación, sino también una negligencia general en la gestión de la infraestructura pública.
La Seguridad No es Prioridad
La crisis en el túnel de la Loma Larga pone de manifiesto una tendencia preocupante: la seguridad y el mantenimiento de la infraestructura pública no son prioridades para las autoridades. Mientras se invierten millones en murales y embellecimiento, se ignoran las necesidades básicas de mantenimiento que podrían prevenir situaciones peligrosas y caóticas.
La situación del túnel de la Loma Larga es un claro ejemplo de cómo las inversiones en arte y estética pueden opacar la responsabilidad de cuidar y mantener la infraestructura esencial para la movilidad de la ciudadanía. Es momento de que las autoridades asuman su papel y prioricen el bienestar de los neoleoneses. La seguridad debe ser la base sobre la cual se construya cualquier inversión pública.
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