La justicia mexicana dictó una condena histórica contra Baltazar Saucedo Estrada, conocido como “El Mataperros”, quien recibió 135 años de prisión y una multa superior a un millón de pesos. Esta sentencia, emitida en el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales con sede en Matamoros, Tamaulipas, marca un momento clave en la lucha contra la violencia y la impunidad en el país. Aunque muchos relacionan a Saucedo con el ataque al Casino Royale de 2011, donde murieron 52 personas, la condena que se le impuso no fue por estos hechos, sino por su participación en delitos de delincuencia organizada y secuestro.
El caso de “El Mataperros” refleja los retos que enfrentan las autoridades para llevar ante la justicia a figuras relevantes del crimen organizado. Su captura y proceso penal se convirtieron en un símbolo de la respuesta institucional frente a la ola de violencia que azotó a Nuevo León y otras entidades del norte del país hace más de una década.
Detención De “El Mataperros” Y Hallazgos Incriminatorios
La detención de Baltazar Saucedo Estrada ocurrió el 5 de enero de 2012, cuando elementos de Fuerza Civil lo arrestaron en Monterrey. Durante su captura, los agentes encontraron en su poder una pistola calibre 9 milímetros, 44 mil pesos en efectivo, un equipo de radiofrecuencia, así como cuatro dosis de marihuana y cocaína. Además, portaba 65 boletos de lotería, lo que sorprendió a los oficiales y alimentó teorías sobre posibles operaciones de lavado de dinero.
Al momento de su detención, “El Mataperros” ya figuraba como uno de los criminales más buscados en la región. Las autoridades estatales y federales mantenían abiertas varias líneas de investigación en su contra. Su detención no solo representó un golpe para la estructura de Los Zetas, sino que también trajo esperanza a las familias afectadas por su violencia.
Confesiones Que Sacudieron A Nuevo León
Tras su arresto, Saucedo confesó su participación en crímenes de alto impacto que estremecieron a la población. Entre sus declaraciones, destacó el asesinato de Homero Salcido Treviño, entonces jefe del C5, un centro clave de inteligencia y vigilancia en Nuevo León. También admitió haber ordenado el homicidio de Germán Quiroz Pérez, quien se desempeñaba como encargado de Seguridad Pública en Santa Catarina.
Estas confesiones dejaron claro el grado de influencia y poder que “El Mataperros” tuvo en el organigrama criminal. Sus acciones contribuyeron al clima de terror que se vivía en la entidad durante los años más críticos de la guerra contra el narcotráfico. Las autoridades lograron confirmar que su liderazgo dentro de Los Zetas se extendía a distintas células responsables de secuestros, extorsiones y homicidios. A los cual, la sentencia de 135 años de prisión fue altamente merecida.
Casino Royale Y La Relación Con La Sentencia
El nombre de Saucedo se asocia de forma casi inmediata con el ataque al Casino Royale, ocurrido el 25 de agosto de 2011. Ese día, un grupo armado incendió el establecimiento ubicado en Monterrey, provocando la muerte de 52 personas, en su mayoría civiles que buscaban un momento de esparcimiento.
Aunque “El Mataperros” fue señalado como uno de los autores intelectuales del atentado, la sentencia actual de 135 años de prisión no corresponde a ese caso en particular. La condena de 135 años de cárcel fue dictada por los delitos de delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro, de acuerdo con la información proporcionada por la Fiscalía General de la República.

El proceso penal en torno al ataque al Casino Royale sigue abierto para algunos implicados. Mientras tanto, la población regiomontana continúa exigiendo justicia completa por esta tragedia que marcó la memoria colectiva.
Condenas A Otros Miembros De Los Zetas
Además de la sentencia contra Saucedo, cinco integrantes más del grupo delictivo Los Zetas también recibieron condenas. Cada uno fue sentenciado a 15 años de prisión, y según la Fiscalía, al menos tres de ellos participaron directamente en el ataque al Casino Royale.
Estas condenas reflejan el esfuerzo de las autoridades federales por desarticular redes criminales y enviar un mensaje claro: ningún actor del crimen organizado está por encima de la ley. Aunque las sentencias se dictan años después de los hechos, para muchas víctimas y familiares representan un paso hacia la reparación moral. Más aún sabiendo que va a estar 135 años de prisión.
El caso también expone las dificultades en la procuración de justicia en México, donde procesos judiciales pueden prolongarse por más de una década y las víctimas deben esperar largos periodos para ver resultados.