¡Nuevo León consigue el primer lugar! Pero lamentablemente, no es por motivos que nos llenen de orgullo. Bajo el mandato de Samuel García y su equipo de Movimiento Ciudadano, el estado ha alcanzado el poco envidiable título de tener la mayor deuda per cápita de todo México. Con casi 16 mil pesos adeudados por cada habitante, nos encontramos sumidos en un mar de pasivos financieros cuyo destino y gestión generan más interrogantes que respuestas.
Deuda Incrementa Exponencialmente
La situación es alarmante. A medida que avanzan los trimestres, Nuevo León no solo sostiene su liderazgo en deuda, sino que lo incrementa de manera exponencial. En el cierre del último trimestre del año pasado, la deuda per cápita ascendió a 15,730 pesos, una cifra que coloca al estado por encima de cualquier otra entidad en el país en términos de carga financiera individual.
El servicio de la deuda, junto con la de los organismos estatales, ha consumido la asombrosa cantidad de 8,336.6 millones de pesos durante el 2023, marcando un aumento del 45% respecto al año anterior. Pero, ¿a dónde va realmente ese dinero? Las cifras nos plantean una interrogante incómoda: ¿se está invirtiendo de manera eficiente y transparente o está siendo desviado por intereses poco claros?
Los números revelan una realidad preocupante. Al cierre del 2023, el saldo total de la deuda, incluyendo los entes públicos como Agua y Drenaje y la Red Estatal de Autopistas, alcanzó la escalofriante cifra de 97,559 millones de pesos. Solo la Ciudad de México supera a Nuevo León en este aspecto, con una deuda que ha mantenido desde 2011.
Nuevo León: Entre los Estados más Vulnerables
Además, la dependencia de Nuevo León en las participaciones federales es alarmante. Comprometiendo el 80.2% del Ramo 28, el estado se posiciona como uno de los más vulnerables ante cualquier fluctuación económica nacional. Este alto nivel de endeudamiento, combinado con la dependencia de recursos externos, plantea serias dudas sobre la capacidad del gobierno para manejar la situación económica de manera autónoma y responsable.
Es imperativo cuestionar la gestión financiera del gobierno de Samuel García y exigir transparencia y rendición de cuentas. Los ciudadanos merecen saber en qué se está utilizando su dinero y qué medidas se están tomando para garantizar un futuro económico sostenible para Nuevo León. La opacidad y la falta de claridad solo alimentan la desconfianza y socavan la legitimidad de las autoridades. En lugar de liderar en deuda, Nuevo León debería aspirar a liderar en transparencia y responsabilidad fiscal.